jueves, 14 de febrero de 2008

Inseparables

Inseparables

Aún te recuerdo, no sales de mi cabeza, teniendo el mismo sentimiento, el mismo, antes de que él nos separara. Éramos como uña y carne, como la luna y la noche, como un instrumento y su música.

Y él nos separó. Quién diría que llegaría a este estado de locura por no poder notar esa agradable presencia que creabas. Al menos tuve la suerte de poseerte durante unos años, que fueron los mejores. Pero qué más da, si yo para ti soy una más. Seguramente a millones de personas se les hace la boca agua por estar contigo. Así que…¿qué más da? Si soy una más…

Debí haber escuchado y hecho caso a aquellas personas que me advertían que cuidara nuestra relación. Pero no lo hice, y por querer sentirte más, por abusar de ti, te he perdido para siempre.

Ahora es cuando más te echo en falta. Recordando mi infancia contigo. Nos conocimos muy pronto, y desde ese momento supe que quería estar contigo toda la vida…y sigo queriendo…

Recuerdo todos los paseos por la ciudad, en tren, en autobús, en coche, que hemos compartido. Recuerdo las noches que hemos pasado juntas. Recuerdo muchas cosas agradables que he pasado contigo, es una lista interminable. Pero lo que más recuerdo, y no por ser lo más agradable, fue el día de nuestra ruptura. ¿Culpa mía o culpa tuya? De las dos. Culpa mía por no moderarme y querer lanzarme a la lujuria. Culpa tuya por incitarme y no pensar en las consecuencias.

Ahora no sé qué hacer. Me encuentro en el borde del abismo, encerrada en mi mundo de oscurantismo, donde no hay ni una melodía que me alegre la cara. Estoy sola. El único remedio para esta tortura es simplemente desaparecer. Porque un gran derecho para el ser humano es dejarle con total libertad sentir una química por la música…dejarse llevar…pero con moderación. Porque lo peor de todo, es que un sentido tan simple como el oído, perdiéndolo poco a poco, pueda poner fin lenta y cruelmente a una relación tan bonita…

Paula Cánovas