jueves, 13 de febrero de 2014

Después del temporal

No era una playa tranquila. Las mareas eran fuertes, las olas a menudo violentas, y las rocas del fondo hacían peligroso para los barcos acercarse a la costa. De vez en cuando, las corrientes se hacían ineludibles para ellos o para otros objetos diversos, de procedencia incierta, arrastrados a la arena.  
Después del último temporal, cuando se levantó la bruma, un rayo de sol hizo intuir quién sabe qué secretos sobre papel amarillo, extrañamente cada vez más arrugado, encerrados en una intrigante botella. 
No, no era una playa tranquila. Era una playa llena de sorpresas.